Todas se habían ido, la luz se deslizaba entre los árboles dejando ver sus últimos suspiros antes de caer una vez más... la flauta se silenciaba ahora dando paso a la sinfonía natural, Amaranth cerró los ojos unos momentos tratando de retener en su mente ese minuto de quietud, una vez más vacilaba entre quedarse allí o volver a su "hogar", ciertamente se sentía mucho más cómoda en el bosque.
El crujir de una rama la sobresaltó, ella pensaba estar sola, miró con recelo a su alrededor, nada, es que aveces los árboles ocultan al bosque...
- Debe haber sido algún animal pequeño.- Se decía para tranquilizarse, a unos escasos metros a su espalda estaba la última Minfo, quien entre melodías dulces y viento se había dormido, y ahora estaba sola allí, todas sus hermanas habían partido ya. Era muy joven aun, solo tenía 20 años, a diferencia de sus hermanas, cuyas edades rondan por los 50 años, 100 años... aunque ninguna los representa, todas son a simple vista jóvenes aun, como si el tiempo se congelara para ellas al alcanzar los 26...
Ambas sentían algo de temor, una por sentirse observada y la otra por que podría llegar a ser descubierta... aunque nunca había entendido por qué no debían mostrarse... La joven Minfo intentó escabullirse nuevamente, pero aun estaba medio dormida y torpemente chocó de lleno contra un árbol, Amaranth volteó inmediatamente, de primer momento no vio nada, pero allí estaba en el piso, la más bella criatura que en su vida había visto, esta última intentaba camuflarse entre las hojas secas del piso, casi le resultó, pero su presencia era muy evidente, intentaba contener la respiración y moverse lo menos posible, pero el dolor del golpe poseía más fuerza que su voluntad en ese minuto, sus ojos lloraban, llevó sus manos hasta su nariz, comprobó que aun estuviera allí. -¿Q... Quién eres tú?.- Preguntó temerosa la joven flautista, la voz eliminó de inmediato la expresión de dolor en el rostro de la Minfo cambiándola por una de absoluto temor, se volteo rápidamente, con intenciones de huir, pero el golpe que se había dado en la cabeza la tenía algo inestable, un mareo la hizo caer una vez más, Amaranth se acercó tímidamente, aun no podía creer que existieran criaturas tan hermosas como aquella, su piel blanca parecía estar ligeramente tostada y la recorría algo semejante al musgo, dándole algunos toques verdosos, sus cabellos ondulados poseían colores otoñales, rojizos, verdes, ocres...
sus ojos entrecerrados ocultaban una mirada profunda,sincera, cautivadora, sus ojos cafés parecían un poso sin fondo encerrando en ellos un laberinto interminable.
Amaranth se arrodilló a su lado, estaban ambas temblando. - ¿Quién eres?...- Preguntó, la aludida solo siguió boca abajo limitándose al movimiento de sus ojos que escrutaban el lugar buscando el momento propicio para escapar, aunque aun estaba mareada , sentía que todo le daba vueltas, cerró los ojos y respiró profundo.
- ¿Qué clase de criatura eres?... no... no te haré daño, no tengas miedo.- En realidad con esas palabras esperaba calmarse a si misma, sentir que no era la más indefensa en ese momento.- ¿Cual es tu nombre?- Preguntó mientras acercaba tímidamente una de sus manos al rostro de la hermosa joven, su piel era cálida... Hubo un largo silencio, mientras Amaranth contemplaba el rostro y cuerpo de la joven quien por cierto poseía una silueta envidiable. Poseedora de una gran destreza y agilidad podía jactarse de ser la más rápida de todas sus hermanas, pero también era la más descuidada, no por nada se encontraba en esta situación. Suspiró y ordenó un poco sus ideas, miró fijamente a la chica que le acariciaba el rostro con sus manos frías, la situación no era tan terrible como le había dicho Nahí tantas veces.. " de lejos no parecen amenazadores... pero si te llegan a ver..."
La verdad no parecía tan malo, del rostro de la joven música se desprendía una sonrisa cautivadora.
- Soy Osdyú.- dijo finalmente, su voz era encantadora, un brillo misterioso surgió en los ojos de Amaranth, el cual se traspasó rápidamente también a los ojos de la Minfo.
- Yo soy Amaranth... dime Ann... ¿te encuentras bien?- Osdyú no sabía si debía responder aquella interrogante, por lo que decidió guardar silencio, se incorporó sentándose frente a frente con Ann, ambas se contemplaron en silencio con la luna de testigo iluminando del mismo modo que el sol un escenario esta vez nocturno.
lunes, 31 de enero de 2011
domingo, 23 de enero de 2011
Reflejos de la verdad... Sombras
Habían pasado unas 6 horas antes de que se pasara el efecto anestésico, todo seguía tan descolorido como antes y el árbol de triste semblante se mecía suavemente con la brisa, el silencio que reinaba en aquel minuto le hizo sentir que se encontraba en una película muy antigua, recordaba las últimas palabras del Kelfú y pensaba que jamás recuperaría su lengua... a menos que saliera de allí y encontrara otro Kirkin en otro lugar... pero también pensaba que no tenía idea de cómo había llegado a ese lugar... trató de hacer memoria... fuego frío... sombra marina... oscuridad... Gris...no podía recordar más "¿Habré muerto...?" " ¿Qué clase de lugar es este?... "
Comenzó a caminar y las espigas de trigo se hacían cada vez más y más grandes, o quizá él se iba encogiendo cada vez más. La brisa continuaba con su danza armoniosa. Encontró una roca y se sentó en ella, miró al cielo, trató de imaginarlo azul, cerró los ojos y pensó que en ese momento le alegraría ver el cielo de color... cualquier color, hasta un rojo apocalíptico estaría bien.
Continuó su camino, pero con el pasar de las horas notó que el paisaje se le hacía conocido, caminaba en círculos.
Se preguntó si tendría energía como para hacer algo de magia... cerró los ojos unos minutos al poco rato una sombra comenzó a alargarse desde sus pies, era su sombra. se desligó totalmente de su cuerpo y se levantó. Dem continuaba tratando de hacer magia... tras varios minutos abrió los ojos con resignación y su sorpresa fue mayúscula al ver a esta suerte de clón. Si él levantaba la mano derecha la sombra levantaba la izquierda, era realmente como un espejo. Si Dem retrocedía la sombra también, si avanzaba, si se detenía o se inclinaba la sombra también, pero había diferencias también... la sombra aun conservaba su lengua.
-¿Qué haces aquí?- preguntó la sombra en un tono de voz suave, dulce, profundo y un tanto inquietante, Dem abrió la boca.- ¿Otra vez?... espero que no haya sido el mismo...- Dem bajó la mirada.- ¿Te has visto? eres un completo desastre... ni magia puedes hacer ya.- Se sentaron con las piernas cruzadas, una que otra nube cruzaba el firmamento y el sol caía lentamente, pronto comenzaron a aparecer las estrellas. Dem miró sorprendido el firmamento que se extendía con mil antorchas ardiendo, unas más cercanas que otras- Tus ojos brillan... no puedo creer que hayas tenido que caer aquí para darte cuenta que había estrellas en el cielo... siempre has estado más preocupado de escapar de las noches, escapar de los días... escapar de ti mismo... pero no, esta vez no podrás, pues no me iré a ningún sitio, eres tú quien imita mis movimientos, tú eres la sombra esta vez.
Comenzó a caminar y las espigas de trigo se hacían cada vez más y más grandes, o quizá él se iba encogiendo cada vez más. La brisa continuaba con su danza armoniosa. Encontró una roca y se sentó en ella, miró al cielo, trató de imaginarlo azul, cerró los ojos y pensó que en ese momento le alegraría ver el cielo de color... cualquier color, hasta un rojo apocalíptico estaría bien.
Continuó su camino, pero con el pasar de las horas notó que el paisaje se le hacía conocido, caminaba en círculos.
Se preguntó si tendría energía como para hacer algo de magia... cerró los ojos unos minutos al poco rato una sombra comenzó a alargarse desde sus pies, era su sombra. se desligó totalmente de su cuerpo y se levantó. Dem continuaba tratando de hacer magia... tras varios minutos abrió los ojos con resignación y su sorpresa fue mayúscula al ver a esta suerte de clón. Si él levantaba la mano derecha la sombra levantaba la izquierda, era realmente como un espejo. Si Dem retrocedía la sombra también, si avanzaba, si se detenía o se inclinaba la sombra también, pero había diferencias también... la sombra aun conservaba su lengua.
-¿Qué haces aquí?- preguntó la sombra en un tono de voz suave, dulce, profundo y un tanto inquietante, Dem abrió la boca.- ¿Otra vez?... espero que no haya sido el mismo...- Dem bajó la mirada.- ¿Te has visto? eres un completo desastre... ni magia puedes hacer ya.- Se sentaron con las piernas cruzadas, una que otra nube cruzaba el firmamento y el sol caía lentamente, pronto comenzaron a aparecer las estrellas. Dem miró sorprendido el firmamento que se extendía con mil antorchas ardiendo, unas más cercanas que otras- Tus ojos brillan... no puedo creer que hayas tenido que caer aquí para darte cuenta que había estrellas en el cielo... siempre has estado más preocupado de escapar de las noches, escapar de los días... escapar de ti mismo... pero no, esta vez no podrás, pues no me iré a ningún sitio, eres tú quien imita mis movimientos, tú eres la sombra esta vez.
sábado, 22 de enero de 2011
En algún lugar... ?
Sentada en un tronco seco de un viejo árbol derribado estaba ella, un rayo de sol entraba como la luz de un foco señalando el centro de un escenario, y allí estaba ella tocando su flauta.
Había escapado de su aldea, como de costumbre, huyendo de todo aquello que tanto detestaba. Desde hace un tiempo que estaba todo muy extraño en la aldea, todos los amantes separados y las amistades quebrantadas... El ir y venir de insultos era lo que más detestaba. Antes no tenía amigos, menos los tendría ahora, se entretenía enajenándose con su música. Todos los días a la misma hora el sol entraba e iluminaba su pequeño escenario y ella daba paso a su función para este público tan especial que la rodeaba, aunque ella lo desconocía...
Aveces entre los árboles, aveces en los árboles mismos, llevaban meses acudiendo, primeramente por curiosidad, quizá para ver si podía tratarse de una amenaza, y luego para deleitarse con su ritmo, pero siempre de lejos, nunca dejándose ver. Eso habría sido un error lamentable... o eso decía Nahí.
Había escapado de su aldea, como de costumbre, huyendo de todo aquello que tanto detestaba. Desde hace un tiempo que estaba todo muy extraño en la aldea, todos los amantes separados y las amistades quebrantadas... El ir y venir de insultos era lo que más detestaba. Antes no tenía amigos, menos los tendría ahora, se entretenía enajenándose con su música. Todos los días a la misma hora el sol entraba e iluminaba su pequeño escenario y ella daba paso a su función para este público tan especial que la rodeaba, aunque ella lo desconocía...
Aveces entre los árboles, aveces en los árboles mismos, llevaban meses acudiendo, primeramente por curiosidad, quizá para ver si podía tratarse de una amenaza, y luego para deleitarse con su ritmo, pero siempre de lejos, nunca dejándose ver. Eso habría sido un error lamentable... o eso decía Nahí.
viernes, 14 de enero de 2011
¡Fuego!... ¿ o no ?
-Los años me han enseñado a unirme con tierra y agua... he aprendido a escuchar la platica amena del viento y fundirme en él, pero ni el calor abrazador del desierto ni la llama que crece en mi alma me han enseñado a conocer el fuego; Pronto se hará de noche y no sé si con la Luna en el cielo me alcance para ver con claridad...
Me pregunto... si con la luna también volverá...
Alzó su mirada al cielo y se clavó en la luna, el sol avanzaba lentamente hacia su muerte por el lado contrario.
Recorrió con sus manos el tronco seco, lo abrazó, aun no era capaz de abarcar su contorno. Se volvió una vez más hacia la luna y extendió sus brazos, las palmas de sus manos al cielo, cerró los ojos, como quien se entrega a su sino, lentamente recorrió por todo su cuerpo una energía, como un azul intenso, como un choque invisible, sangre viva y ardiente, desde su pecho y con fuerza, un torbellino emanaba de su ser, el viento sopló un susurro.
Este ritual se había vuelto vital para Erph. Inhalo y exhalo profundamente.
- ¿... Qué deseas...?.- pronunció Viento entre interferencias y "s" alargadas.
- Quería preguntarte algo...
- ¿No sera... lo mismo... de ayer?.- Su voz se escuchaba lejana
- Sé que es lo mismo de ayer y de todos los otros días... pero... hoy ha salido la luna y se está haciendo de noche... ¿tú lo sabes verdad?... ¿volverá?
- ¿a que le temes... Erph...? la noche no será tan oscura... tu posees... luz propia...
- No me has respondido... ¿Viento?- No hubo respuesta- ¡Ah! por qué no respondes de forma concreta- Vociferó con un nudo de rabia en la garganta, no tenía ni fuerza ni ánimos como para seguir de pie, menos caminar. Se dejó caer y miró por última vez aquel día que agonizaba ante la presencia de la luna. cerró los ojos e intentó recuperar energía, lo intentaría una vez más, antes que la noche se apoderara de aquel lugar. Palmas al cielo, primero el viento se arremolinaría en sus manos, luego aparecería una pequeña esfera azulosa, luego se volvería carmesí y luego cual botón de rosa se iría abriendo... ¡Fuego!... pero no, aun no lo lograba... decidió concentrar toda su energía en una sola mano, la izquierda, la esfera era ahora más grande, azul , verde, violeta , carmesí, lentamente tomó la forma de una rosa, se abrió esplendorosa dejando caer sus dorados pétalos sobre su antebrazo.
Un dolor indescriptible lo sacó de su trance, un destelló cubrió todo a su alrededor, por unos segundos no logró ver nada, su piel estaba calcinada, rápidamente sacó agua de su morral y la vertió sobre su piel dañada, y con su mano derecha sobre la misma realizó la curación con la poca energía que aun le restaba, el agua se volvió de un tono esmeralda y su piel sanó casi por completo, aun estaba muy sensible y estaría así por varios días más, rasgó parte de su ropa y se improviso un vendaje.
los pétalos dorados yacían hechos ceniza.
Me pregunto... si con la luna también volverá...
Alzó su mirada al cielo y se clavó en la luna, el sol avanzaba lentamente hacia su muerte por el lado contrario.
Recorrió con sus manos el tronco seco, lo abrazó, aun no era capaz de abarcar su contorno. Se volvió una vez más hacia la luna y extendió sus brazos, las palmas de sus manos al cielo, cerró los ojos, como quien se entrega a su sino, lentamente recorrió por todo su cuerpo una energía, como un azul intenso, como un choque invisible, sangre viva y ardiente, desde su pecho y con fuerza, un torbellino emanaba de su ser, el viento sopló un susurro.
Este ritual se había vuelto vital para Erph. Inhalo y exhalo profundamente.
- ¿... Qué deseas...?.- pronunció Viento entre interferencias y "s" alargadas.
- Quería preguntarte algo...
- ¿No sera... lo mismo... de ayer?.- Su voz se escuchaba lejana
- Sé que es lo mismo de ayer y de todos los otros días... pero... hoy ha salido la luna y se está haciendo de noche... ¿tú lo sabes verdad?... ¿volverá?
- ¿a que le temes... Erph...? la noche no será tan oscura... tu posees... luz propia...
- No me has respondido... ¿Viento?- No hubo respuesta- ¡Ah! por qué no respondes de forma concreta- Vociferó con un nudo de rabia en la garganta, no tenía ni fuerza ni ánimos como para seguir de pie, menos caminar. Se dejó caer y miró por última vez aquel día que agonizaba ante la presencia de la luna. cerró los ojos e intentó recuperar energía, lo intentaría una vez más, antes que la noche se apoderara de aquel lugar. Palmas al cielo, primero el viento se arremolinaría en sus manos, luego aparecería una pequeña esfera azulosa, luego se volvería carmesí y luego cual botón de rosa se iría abriendo... ¡Fuego!... pero no, aun no lo lograba... decidió concentrar toda su energía en una sola mano, la izquierda, la esfera era ahora más grande, azul , verde, violeta , carmesí, lentamente tomó la forma de una rosa, se abrió esplendorosa dejando caer sus dorados pétalos sobre su antebrazo.
Un dolor indescriptible lo sacó de su trance, un destelló cubrió todo a su alrededor, por unos segundos no logró ver nada, su piel estaba calcinada, rápidamente sacó agua de su morral y la vertió sobre su piel dañada, y con su mano derecha sobre la misma realizó la curación con la poca energía que aun le restaba, el agua se volvió de un tono esmeralda y su piel sanó casi por completo, aun estaba muy sensible y estaría así por varios días más, rasgó parte de su ropa y se improviso un vendaje.
los pétalos dorados yacían hechos ceniza.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)