domingo, 10 de octubre de 2010

del canto de los cristalinos a una verdad de los Kelfú

Lo último que escuchó fue el ulular del viento, todo voló, la balsa, el mar, cual manto elevado por el viento, capa tras capa hasta llegar al fondo, donde se encontraba su cuerpo semiinconsciente.
Todo fue arrasado incluyéndole, todo fue arrastrado, se desvaneció, como las dunas de los desiertos, unos segundo más tarde el paisaje ya no era el mismo, pero el viaje recién comenzaba para él.
Vio a su lado miles de días, todos ya pasados. Escuchaba un canto que penetraba en su mente, partiendo por el simple ulular del viento, un canto hipnótico que lo sumergió vertiginosamente en una suerte de encanto, y esa melodía sonó y resonó en su mente por horas interminables, repitiendo lo que él ya sabía y no había querido recordar, sumiéndole en una epifanía.
"... Son los ojos del mismo Deuz los que tú has abierto...
los mismos que no han de ser cerrados... les has otorgado vida y ya no puedes detenerla, ¿es este mundo de tu creación o tú has sido creado en él?...
del fondo del mar... de este lecho marino... solo eres harina en el viento, el de los cristalinos... la vida que creaste es aun más poderosa que tu magia... se dio por coincidencia por unirte casi en tu muerte al paisaje que te rodeaba, aprende a caminar de nuevo... arenas que te envuelven... arenas que cambian constantemente...
tú puedes ser el maestro...
pero yo soy tu mejor alumno y te superaré..."


Cuando por fin volvió en si, se encontró en un lugar muy diferente de todos los que había conocido durante su larga estancia en el reino...
este era un lugar del cual parecía se habían escapado todos los colores... y todo a su alrededor estaba en escala de tonos grises. A su lado había un árbol de tronco triste.
Miró lo que debía ser el cielo, el sol era una mancha negra, similar a los Luminos-ascuros...
- ¡¡¡Eso es!!! ¡aquí debe haber Luminos-ascuros!.- gritó el mago y estaba en lo correcto, en ese mismo momento pasaba un enjambre de estos por su derecha.
- ¡A ti yo te conozco!.- Gritó una voz que provenía del suelo.
Junto al árbol, escondido bajo una raíz que sobresalía unos 50 centímetros del suelo, había un Kelfú, cuyo rostro reflejaba cansancio, se veía que tenía muchos años ya.
- ¿Quién dijo eso?.- Preguntó Dem.
- Aquí abajo.- Respondió el Kelfú al tiempo que arrastraba su vientre para salir de su escondite.- ¿No eres tú el joven mago Lork... a quien le robé su exquisita lengua.. hace tantos años atrás junto a un río, en la pradera que rodeaba el castillo?- Dem tardó unos segundos en reconocer al Kelfú
- Si, ese soy yo, en ese tiempo no...- le interrumpió el Kelfú
- ¡¡Ah!! que tiempos aquellos, que palabras hermosas habías de haber dicho con esa lengua... Fue lejos la mejor que he tenido el gusto de arrancar...
- ¡ja! pues a mi no me hace mucha gracia... tuve suerte de encontrarme un Kirkin... de lo contrario ahora no podría estar hablando...
- ¿Los años no te han dado experiencia verdad? parece que aun eres muy joven...- Demious lo miró extrañado, en respuesta al rostro del mago el Kelfú contestó- Nosotros... los Kelfú, no arrancamos lenguas meramente por maldad, o por alimentación, lo hacemos por disfrutar las palabras que estas han pronunciado, si de ella han salido frases hermosas tienen un sabor único y el dueño podrá recuperar su lengua y seguir pronunciando nuevas y hermosas palabras, mientras que si la lengua no decía nada más que improperios y estupideces, tendrá un sabor repulsivo, el cual no nos agrada para nada y por desgracia esas son las lenguas más abundantes, las arrancamos a modo de favor, pues su dueño podrá reponer su lengua y empezar de nuevo a hablar y quien sabe si dirá cosas hermosas, por otra parte...
- ¿¡Cómo van a recuperar sus lenguas si es tan complicado encontrar Kirkin para la poción re establecedora!?
- Te equivocas joven mago, nosotros no atacamos donde no haya brotado cuando menos un Kirkin...
- ¡Busqué por días ese maldito hongo y no lo encontré en ningún maldito lugar! apareció a casi tres kilómetros de donde me atacaste... ¡eres un mentiroso!- grito con rabia Dem.
- Que pena en ese tiempo eras más cortés... tu lengua ha de saber horrible ahora... pero un tiempo de silencio no te hará daño...

Eso fue lo último que dijo y con un impulso de sus extremidades delanteras se irguió hasta alcanzar los dos metros y medio, abrió sus fauces y sacó su enorme lengua, Dem apretó los labios, no estaba dispuesto a dejar que el mismo Kelfú le robara dos veces la lengua. El Kelfú apoyó sus garras en los hombros del mago y lanzó un chillido que obligo a Dem a abrir la boca y gritar para así no quedar sordo, ( Sabia decisión, pues la lengua la podría recuperar con un Kirkin, pero el oído no), el Kelfú sacudió su lengua y la introdujo en la boca de Dem, esto no es lo más bello del mundo, el rostro de Demious se llenó de saliva y su expresión era de un asco terrible, casi se puso verde. El Kelfú arrancó la lengua y se la tragó. Dem se tapo la boca mientras la saliva del lagarto se iba deslizando por su traje desgarrado.
- ¡Que asco de lengua!- Dem quiso responder con " puedo decir lo mismo de la tuya" pero no pudo. La saliva de los Kelfú es anestésica por lo que pronto dejo de sentir su boca y luego parte de la cara, un enorme sueño se apoderó de él.- Antes de que te duermas te diré una cosa... - Dijo calmado el Kelfú- el cambio que hubo en tu lengua es horrible, como castigo por ello, no te dejaré utilizar el único Kirkin que hay en este lugar, y si debo comérmelo para que así no lo encuentres, así será... mi nombre es Antión... no lo olvides, cuando por fin hayas madurado búscame y te daré yo la poción...- dijo y con una agilidad única se escabullo por entre las malezas, dejando a Dem solo y sin lengua.

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