El suelo se veía más lejano que de costumbre, el cielo se veía más profundo, el viento agitó su cabello, era mucho más largo de lo que recordaba, miró bien a su alrededor, todo era distinto, pero esto era producto de los cristalinos... levantó su mano izquierda y al instante acudieron a su lado Nich y Brutch, como ella había decidido llamar a sus "mariposas". Estas se posaron en su mano.
Al menos no estaba sola. Su ropa había cambiado, su Vestido de niña había sido cambiado por una camisa larga sin mangas que en algún momento habrá sido blanca pero el polvo se había encargado de cambiar eso. Sus pies estaban descalzos y en su brazo izquierdo estaba tatuado el símbolo de Deuz en la luna.
Sus pasos la llevaban hacia un árbol cuyo verdor le hacía pensar que debía de tener agua muy cerca. Se sentó sobre una de las raíces, el viento hacía danzar las hojas del árbol y las verdes espigas que la rodeaban. A unos metros frente suyo había un río, se acercó gateando cogió agua con sus manos y lavó su rostro, cuando abrió los ojos y vio su reflejo no lo podía creer...
Su rostro, su cabello sus facciones eran totalmente distintas, solo sus ojos eran los mismos, pero ya no era una niña, ahora representaba unos 17 años , por eso se había sentido tan extraña, su cuerpo había cambiado drasticamente, ¿¡pero como tanto cambio en una sola noche!? un recuerdo cruzo su mente "Pasarán años antes que despiertes"
¿podría ser que no fuera solo un sueño?
¿entonces cuanto tiempo había pasado realmente?, ¿había pasado solo para ella?
se levantó y con la mirada perdida se fundió en sus pensamientos
- y si es muy tarde para encontrar a Dem... y si él no me reconoce así... ¿qué haré ahora...? ¿qué haré...?
El grito de un ave la sacó de su ensimismamiento, volvió la vista hacia el árbol. Un halcón caía en picada a las raíces del árbol. Gris corrió a verle, estaba herido, demaciado como para poder salvarlo, en la copa del árbol, a unos 20 metros del suelo un polluelo gritaba con desesperación. Gris alzó la vista y en ese mismo segundo el polluelo se había lanzado del nido, tratando de volar, pero aun era muy joven, la altura lo mataría si no caía bien.
Un instinto materno recorrió el cuerpo de Gris, una agilidad que no sospechaba poseer, un impulso, corrió por el tronco y saltó en el momento justo para atrapar al polluelo 10 metros antes del suelo. no sabía como explicárselo, pero ya tendría tiempo de eso luego de que descubriera como caer ella.
Hubo un gran estruendo en el piso, pero ella se encontraba bien, nada más un poco dolorida, su corazón latía muy fuerte aun y su respiración estaba agitada. Miró al polluelo que tenía entre sus brazos, estaba un poco aturdido pero estaba bien, ya había cambiado su pelo por plumas en su mayoría, pero aun no podía volar. no lo podía abandonar, menos si ya lo había salvado una vez, no podía dejarlo allí a su suerte.
"Tú y yo estaremos muy unidos... tu nombre desde ahora será Mia" .
La luna se había aparecido en el cielo. Oculto tras el inmenso tronco había un niño pequeño, no tendría más de 9 años, que observaba con gran admiración a Gris. Nich y Brutch volaron a su lado y se posaron en sus hombros, a partir de ese momento quedó marcado con las lineas metálicas de las "mariposas".
Gris comenzó a caminar buscando por donde seguir, el pequeño niño corrió tras ella, pero antes de alcanzarla esta se desvaneció y lo único que dejó fue la luna.
Esa fue la primera vez que él veía la luna en el cielo, ese fue el último año que el río tuvo agua, ese fue el último año que aquel árbol albergó vida.
jueves, 30 de diciembre de 2010
viernes, 3 de diciembre de 2010
Erph
La luna en el cielo, después de siete años por fin volvía a estar en el cielo, el sol no había dejado de arder...
En sus hombros brillaban con intensidad los tatuajes metálicos, su cabello alborotado parecía estar capturando la escasa humedad del ambiente árido en el que se encontraba, su mirada se hallaba perdida entre las oleadas de calor y el paisaje siempre cambiante. Las palmas de sus manos se abrían hacia el cielo, en lo alto rondaba Isi. Un viento repentino le hizo volver en si, en la distancia se podía apreciar la silueta borrosa de lo que en su momento fue un árbol frondoso, dio un silbido y Isi acudió inmediatamente a su llamado aferrándose con sus garras del brazo cubierto por una manta de este joven de piel morena. Emprendió entonces su marcha sin prisa, sin calma. Serían unos 2 kilómetros nada más hasta el árbol, los restos del mismo...
El calor abrazador del desierto parecía ya no afectarle como lo hizo en sus primeros años de estadía bajo aquel clima, aun así llevar agua no estaba nunca de más. Sacó de su morral una bota de cuero, y bebió de ella un par de tragos. Isi volvió a alzar el vuelo, esta vez sin elevarse tanto, dio un par de vueltas al rededor del joven y luego voló en dirección del tronco seco que yacía inerte en la distancia, Erph guardó la bota y siguió el camino que había trazado la sombra de Isi segundos atrás.
En sus hombros brillaban con intensidad los tatuajes metálicos, su cabello alborotado parecía estar capturando la escasa humedad del ambiente árido en el que se encontraba, su mirada se hallaba perdida entre las oleadas de calor y el paisaje siempre cambiante. Las palmas de sus manos se abrían hacia el cielo, en lo alto rondaba Isi. Un viento repentino le hizo volver en si, en la distancia se podía apreciar la silueta borrosa de lo que en su momento fue un árbol frondoso, dio un silbido y Isi acudió inmediatamente a su llamado aferrándose con sus garras del brazo cubierto por una manta de este joven de piel morena. Emprendió entonces su marcha sin prisa, sin calma. Serían unos 2 kilómetros nada más hasta el árbol, los restos del mismo...
El calor abrazador del desierto parecía ya no afectarle como lo hizo en sus primeros años de estadía bajo aquel clima, aun así llevar agua no estaba nunca de más. Sacó de su morral una bota de cuero, y bebió de ella un par de tragos. Isi volvió a alzar el vuelo, esta vez sin elevarse tanto, dio un par de vueltas al rededor del joven y luego voló en dirección del tronco seco que yacía inerte en la distancia, Erph guardó la bota y siguió el camino que había trazado la sombra de Isi segundos atrás.
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